La pandemia ha provocado que las medidas frente a la COVID-19 formen parte de nuestro día a día, también en la empresa. Desde las pymes, hasta las grandes empresas, pasando por los autónomos, se han tenido que modificar el funcionamiento de las tareas cotidianas. La vuelta al trabajo después del confinamiento ha dado lugar a un escenario muy distinto al habitual en la mayoría de las empresas.
El plan de contingencia sirve para hacer frente a estos cambios y recoger de una manera clara cómo actuar ante los posibles escenarios derivados de una situación excepcional, en este caso, una pandemia.
En este post te explicamos en qué consiste un plan de contingencia y te orientamos sobre su estructura, según las recomendaciones de los organismos públicos.
¿Qué es un plan de contingencia? Su elaboración en tiempos de pandemia
Un plan de contingencia es un conjunto de procedimientos e instrucciones alternativos a las condiciones operativas normales de la empresa, de forma que se permita el funcionamiento de esta, a pesar de que algunas de sus funciones dejen de hacerlo por culpa de algún incidente o ciertas condiciones externas ajenas a la organización.
Definición del Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales (OSALAN)
De la definición se desprende que el plan de contingencia no es exclusivo de una pandemia, sino que se puede dar por cualquier otra situación ajena a la empresa, como por ejemplo un desastre medioambiental o un conflicto.
¿Qué debe incluir un plan de contingencia?
El objetivo principal de un plan de contingencia es la evaluación de riesgos para poder llevar a cabo unas medidas y acciones de respuesta. En el caso del plan de contingencia frente al coronavirus, el documento debería incluir medidas preventivas, organizativas, sanitarias de limpieza o de control de aforo en la empresa.
En definitiva, debe contener todas las instrucciones necesarias para tener una hoja de ruta ante los posibles escenarios que se puedan dar debido a posibles contagios o por el establecimiento de las fases de desescalada por parte de las autoridades.
Estructura de un plan de contingencia COVID-19
Esta sería la estructura básica según la Guía de elaboración del plan de contingencia del Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales (OSALAN).
1. Introducción
Descripción detallada de los puestos de trabajo, plantillas, horarios, instalaciones, presencia de personal externo a la empresa, de visitantes…
2. Medidas generales inmediatas
Buscan reducir la exposición al riesgo y la posible propagación. En esta parte es fundamental determinar cuáles son las tareas prioritarias y secundarias, así como cuáles se tiene que desarrollar de forma presencial y cuáles por teletrabajo. En esta parte se deben establecer medidas como horarios, burbujas de empleados, utilización de mascarillas, desplazamientos y aforo máximo en el local o fábrica, así como en cada una de las salas.
El documento divide estas medidas en:
- Organizativas
- De protección colectiva
- Equipos de Protección Individual (EPI)
- Formación e información
3. Evaluación del riesgo
En esta parte se evaluará el riesgo de exposición a la COVID-19 en, al menos, 3 niveles: baja probabilidad, bajo riesgo o exposición de riesgo. En este sentido, no es lo mismo un plan de contingencia para una oficina que uno para un hospital.
4. Medidas preventivas en función del riesgo
Después de evaluar los posibles riesgos de contagio es necesario detallar cómo se actuará ante posibles escenarios. Las medidas van desde algunas muy generales (como las mamparas de separación, el distanciamiento social, el uso de mascarillas o la limitación de aforo) a otras más específicas, como la ventilación cada cierto lapso. Aquí puedes encontrar un modelo para hacer el Plan de Contingencia frente a la Covid-19 realizado por el Instituto Aragonés de Seguridad y Salud Laboral (ISSLA) donde se detallan todas estas medidas.
El aforo: imprescindible en el plan de contingencia
Las restricciones de aforo para mantener la distancia de seguridad son uno de los puntos más importantes de un plan de contingencia para la COVID-19. En las empresas grandes con espacios comunes es muy difícil determinar cuántas personas entran zonas como la cantina o los vestuarios. A pesar del avance de la vacunación, es necesario mantener estas restricciones para controlar la situación epidemiológica.
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